La retrogradación planetaria desde distintas miradas
- Gabriela Ciminieri

- 8 jul
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 11 jul
Quiero contarte acerca de la importancia de vivir las retrogradaciones planetarias con un
enfoque distinto en estos momentos de la humanidad, donde más que nunca necesitamos
dar una respuesta distinta a las mismas situaciones que vienen repitiéndose desde que el
mundo es mundo. Las retrogradaciones planetarias son periodos excelentes para la
introspección y la revisión de temas profundos, lo que va a ser vital en este año 2025 en
adelante para construir y mantener una estructura del yo solida, fuerte.
Aquí tienes las fechas clave:
Neptuno retrógrado en 2025:
o Comienza: 4 de julio de 2025 en Aries.
o Termina: 10 de diciembre de 2025 (regresando a Piscis).
o Este período invita a revisar ilusiones, creencias y sueños, conectando con la
verdad y el misticismo.
Plutón retrógrado en 2025:
o Comienza: 4 de mayo de 2025 en Acuario.
o Termina: 13 de octubre de 2025, llegando a 1º de Acuario.
Saturno retrógrado en 2025:
o Comienza: 13 de julio de 2025 a 1º de Aries.
o Termina: 27 de noviembre de 2025, llegando a los 25º Piscis.
Urano retrógrado en 2025:
o Comienza: 6 de septiembre de 2025 a 1º de Géminis.
o Termina: 26 de abril de 2026. A 0º de Géminis
Desde la perspectiva de la astrología humanista y transpersonal del siglo XX, con Dane
Rudhyar como figura clave, la retrogradación planetaria no es vista como un evento
inherentemente "malo" o negativo, sino como una fase crucial dentro de un ciclo más
amplio de desarrollo y transformación.
Para Rudhyar, la retrogradación de un planeta simboliza un período de introspección,
reevaluación y asimilación interna de las energías y funciones que ese planeta representa.
En lugar de una expresión directa y hacia afuera de la energía planetaria, la retrogradación
indica una:
Interiorización: La energía del planeta se "vuelve hacia adentro". No es que el
planeta deje de funcionar, sino que su influencia se manifiesta de una manera más
subjetiva y menos visible externamente.
Revisión y reevaluación: Es un momento para revisar asuntos relacionados con la
función de ese planeta. Por ejemplo, Mercurio retrógrado invita a revisar la
comunicación, Venus retrógrado a reevaluar relaciones y valores, y Marte
retrógrado a reconsiderar acciones e impulsos.
Asimilación: Las experiencias pasadas relacionadas con la energía del planeta
necesitan ser integradas y comprendidas a un nivel más profundo. Es un período
para digerir y aprender de lo vivido.
Preparación para una nueva fase: Aunque parezca un "retroceso", es en realidad
una etapa necesaria de preparación. Al interiorizar y reevaluar, nos preparamos para
un nuevo ciclo de expresión más consciente y efectiva cuando el planeta retoma su
movimiento directo.
Potencial de crecimiento interno: Rudhyar enfatizaba que los planetas retrógrados
en la carta natal, o los tránsitos retrógrados, ofrecen una oportunidad para
desarrollar una comprensión más profunda y un control más consciente sobre las
energías involucradas. Representan un camino hacia la individuación y la
autorrealización.
En resumen, la retrogradación para Dane Rudhyar no era un obstáculo o una maldición,
sino una oportunidad para el desarrollo interior, la reflexión y la profundización de la
conciencia en relación con los principios arquetípicos que cada planeta encarna. Era una
invitación a ir más allá de la expresión superficial de una energía y explorarla desde una
perspectiva más personal y transformadora.
Mirada desde Astrología clásica
La astrología clásica, que se basa en las tradiciones babilónicas, griegas y romanas (con
Ptolomeo como una figura central), y la astrología medieval (que incorporó elementos de
las anteriores y, en algunos casos, se desarrolló en un contexto cristiano) tendían a ver los
movimientos retrógrados de los planetas de una manera más desfavorable o desafiante que
la astrología humanista de Rudhyar.
Aquí hay algunas características generales de cómo se interpretaban los movimientos
retrógrados en la astrología clásica y su posible influencia en la astrología cristiana de la
época:
En la Astrología Clásica (y, en gran medida, la Medieval):
Debilitamiento de la influencia planetaria: Se consideraba que un planeta
retrógrado estaba "débil" o "debilitado" en su expresión. Su capacidad para
manifestar sus cualidades de manera directa y efectiva se veía comprometida.
Obstáculos y retrasos: Los asuntos gobernados por el planeta retrógrado tendían a
experimentar retrasos, bloqueos, frustraciones o la necesidad de ser rehechos. No se
esperaba un avance fluido.
Inversión o alteración de la cualidad: La cualidad natural del planeta podía
manifestarse de forma invertida, distorsionada o con dificultades. Por ejemplo:
o Mercurio retrógrado: Problemas de comunicación, malentendidos, retrasos
en viajes o negocios, errores en documentos. Se asociaba con la confusión y
la dificultad para procesar la información.
o Venus retrógrado: Dificultades en relaciones amorosas o sociales,
insatisfacción con valores personales o materiales, reevaluación de la belleza
y el placer. Podía indicar amores del pasado que regresan o dificultades para
iniciar nuevas relaciones.
o Marte retrógrado: Debilitamiento de la acción y la iniciativa, impulsos mal
dirigidos, ira reprimida o explosiones inesperadas. Podía llevar a conflictos
internos o externos sin una resolución clara.
o Júpiter retrógrado: Retrasos en el crecimiento, la expansión o la fortuna.
Cuestionamiento de creencias o principios morales.
o Saturno retrógrado: Problemas con la autoridad, las responsabilidades o
las estructuras. Pueden resurgir viejos miedos o limitaciones.
En contraste con la visión de Rudhyar, que enfatiza la retrogradación como una
oportunidad de crecimiento psicológico y autoconciencia, la astrología clásica y medieval
tendía a verla más como una condición astrológica debilitante o un indicio de
adversidad, que requería cautela, paciencia o, en el contexto cristiano, una súplica a la
intervención divina.
La diferencia en la interpretación de la retrogradación entre la astrología clásica y la
moderna (como la de Rudhyar) se debe a una evolución en la cosmovisión y el propósito
de la astrología misma.
Razón Histórica y Filosófica de la Interpretación Clásica
La astrología clásica, que dominó durante miles de años, tenía objetivos y perspectivas muy
distintos a los de la astrología contemporánea:
Propósito predictivo y determinista: La astrología clásica se centraba en la
predicción de eventos concretos y en la determinación de "buenos" o "malos"
momentos para la acción. La vida se veía más influenciada por fuerzas externas y
divinas. En este contexto, un planeta retrógrado, al moverse "hacia atrás" o de forma
"anómala" respecto a su dirección habitual, se interpretaba lógicamente como una
interrupción o un augurio desfavorable para el éxito de una empresa o la fluidez
de un evento. Si el objetivo es predecir un resultado directo, un movimiento
"inusual" sugiere un resultado igualmente inusual, y a menudo, adverso.
Visión geocéntrica y literal: Los astrólogos clásicos observaban el cielo desde una
perspectiva puramente geocéntrica. El movimiento retrógrado era una anomalía
visual significativa desde la Tierra. Si un planeta que normalmente avanza de
repente parece detenerse y retroceder, era natural interpretar esto como una especie
de "fallo" o "debilidad" en su función normal. No había una comprensión
profunda de las órbitas planetarias reales, solo la observación de su aparente
trayectoria.
Énfasis en el destino y la fortuna: Para muchas culturas antiguas, el destino
jugaba un papel más preponderante. Los planetas eran vistos como portadores de
influencias que dictaban la fortuna, y cualquier aspecto que debilitara su "poder"
era, por definición, negativo para los asuntos humanos.
Razón Psicológica y Evolutiva de la Interpretación Moderna (Rudhyar)
La astrología moderna, especialmente a partir del siglo XX con figuras como Rudhyar,
Jung y Huber, experimentó un cambio fundamental en su enfoque:
Propósito de autoconocimiento y desarrollo personal: La astrología moderna se
orientó hacia el crecimiento psicológico, la autoconciencia y el potencial de
evolución del individuo. En lugar de predecir eventos inmutables, busca entender
patrones de comportamiento, talentos latentes y desafíos internos que la persona
puede integrar y superar.
Comprensión heliocéntrica implícita: Aunque seguimos usando cartas
geocéntricas, la astrología moderna se beneficia de nuestro conocimiento del
sistema solar. Sabemos que la retrogradación es una ilusión óptica causada por las
diferentes velocidades orbitales de los planetas alrededor del Sol. Esto permite una
interpretación menos "literal" y más simbólica y profunda de este fenómeno.
Interiorización como oportunidad: Si el propósito es el desarrollo personal, un
período de "revisión" o "introspección" (como sugiere la retrogradación) no es una
debilidad, sino una oportunidad crucial para el crecimiento. Es el momento de
"volver hacia adentro" para entender y asimilar experiencias, en lugar de
simplemente actuar hacia afuera. La astrología humanista ve la retrogradación como
una fase necesaria para integrar lecciones y desarrollar una expresión más madura
de la energía planetaria.
Énfasis en el libre albedrío y la responsabilidad: La astrología moderna valora el
libre albedrío y la capacidad del individuo para influir en su propio destino. Las
"debilidades" planetarias no son condenas, sino áreas de trabajo interno que, si se
abordan conscientemente, pueden convertirse en fortalezas únicas.
En síntesis, la diferencia radical se encuentra en la finalidad de la astrología. Mientras que
la clásica buscaba predecir el destino y advertir sobre obstáculos, la moderna busca ofrecer
herramientas para el autoconocimiento y la transformación, convirtiendo lo que antes se
veía como un impedimento en una valiosa oportunidad de crecimiento interno.
Psicología Profunda de Jung
La emergencia y el desarrollo de la psicología moderna, especialmente la psicología
profunda (como la de Carl Jung) y la psicología humanista, tuvieron una influencia
fundamental y transformadora en cómo se entiende la astrología, y específicamente,
cómo se interpreta la retrogradación planetaria.
La Conciencia del Individuo en la Edad Media
En la Edad Media, la identidad individual estaba mucho más ligada a la comunidad, la
familia, el gremio y, sobre todo, a la Iglesia y la fe religiosa.
Colectivismo: La vida era predominantemente comunal. La persona se definía en
gran medida por su rol dentro de la sociedad y su relación con Dios.
Destino Divino: Había una fuerte creencia en un destino preordenado por Dios. Las
calamidades, las enfermedades, o los movimientos planetarios "anómalos" eran a
menudo vistos como señales divinas, pruebas o incluso castigos.
Falta de introspección psicológica: No existía un marco conceptual o un lenguaje
para la exploración sistemática del inconsciente, las motivaciones internas o el
desarrollo de la personalidad en el sentido moderno. La introspección se orientaba
más hacia la salvación del alma y la relación con lo divino, no hacia el
autoconocimiento psicológico.
Astrología como herramienta predictiva para el Estado y la Iglesia: La
astrología, aunque a veces condenada, era utilizada principalmente para predecir
eventos mundanos (cosechas, guerras, el destino de los reyes) o para determinar los
mejores momentos para ciertas acciones, siempre con un enfoque externo y
material. Una retrogradación era un "mal augurio" porque implicaba un retraso o un
resultado adverso para estos eventos externos.
La Emergencia de la Conciencia Individual y la Psicología Moderna
A partir del Renacimiento y especialmente con la Ilustración, el énfasis comenzó a cambiar
hacia el individuo, la razón y la experiencia personal. Este proceso se aceleró en el siglo
XIX y XX con el surgimiento de la psicología:
Enfoque en el "Yo": Pensadores como Freud y Jung (entre otros) comenzaron a
explorar el mundo interior, el inconsciente, las motivaciones y los complejos
psicológicos. La idea de que cada persona es un universo complejo con un potencial
de crecimiento único se hizo central.
Desarrollo personal y autorrealización: La psicología humanista, en particular,
enfatizó la capacidad inherente del ser humano para el crecimiento, la
autorrealización y la búsqueda de significado.
Jung y los arquetipos: Carl Jung, en particular, fue fundamental para la astrología
moderna. Él vio el zodíaco y los planetas como arquetipos universales que residen
en el inconsciente colectivo humano. Para Jung, la carta natal no era tanto un
"destino" predeterminado, sino un "mapa de la psique" individual, mostrando las
energías y potenciales arquetípicos con los que la persona nace.
La retrogradación como proceso psicológico: En este nuevo marco, un planeta
retrógrado dejó de ser simplemente un "mal augurio" para eventos externos. En
cambio, comenzó a interpretarse como una indicación de que la energía de ese
planeta debe ser procesada de forma interna, no externa. Es una invitación a:
o Introspección y reflexión: Mirar hacia adentro para comprender cómo
funcionan esas energías dentro de uno mismo.
o Reintegración de la sombra: A menudo, los planetas retrógrados pueden
señalar áreas donde hemos reprimido o proyectado ciertas cualidades, y la
retrogradación es una oportunidad para reintegrarlas.
o Desarrollo de una perspectiva única: La energía retrógrada no es débil,
sino que se expresa de una manera no convencional, a menudo llevando a un
entendimiento más profundo y personal de esa función planetaria. Dane
Rudhyar fue pionero en esta interpretación, viendo la retrogradación como
una fase de "asimilación" o "digestión" interna de una experiencia.
Podemos concluir que cuánto más desafiante sean las épocas que nos toca vivir,
tanto más necesario se hace reconsiderar la forma de entender las retrogradaciones
planetarias y aprovecharlas. Porque es gracias al espacio que hacemos para
reflexionar que llegaremos a conocernos más íntimamente e integrar nuestras
polaridades.
Gabriela Ciminieri





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