Marte en Cuadratura a Plutón desde la Mirada de la Neurociencia
- Gabriela Ciminieri
- 30 sept
- 5 Min. de lectura

Imagen de @meta.piel
Desde la neurociencia, podríamos ver esta configuración astrológica como una metáfora de
la interacción de sistemas cerebrales que regulan la acción, el poder y la transformación.
Marte, que rige la acción, el impulso y la asertividad, podría asociarse con el sistema
nervioso simpático y las regiones cerebrales como la amígdala y la corteza prefrontal
dorsolateral.
Marte sería el acelerador del cerebro, el que nos impulsa a actuar. La amígdala es
fundamental para las respuestas de LUCHA O HUIDA, que es una manifestación
de la energía marciana. Por otro lado, la corteza prefrontal dorsolateral es clave para la
planificación y la toma de decisiones. Un Marte fuerte o activado se manifestaría como un
impulso decidido y una gran motivación.
Plutón que representa la transformación profunda, el poder y la sombra podría asociarse
con las partes más profundas y primitivas del cerebro. La amígdala también juega un papel
aquí, pero en este caso, se enfocaría en las respuestas emocionales intensas, la memoria
emocional y los traumas. Además, el sistema límbico en general, con su conexión a la
regulación de las emociones y la memoria, sería el centro de la dinámica plutoniana. La
sombra de la que habla la astrología y la psicología jungiana se relacionaría con los
recuerdos emocionales y los patrones de comportamiento subconscientes.
La cuadratura es un aspecto de tensión y fricción. Neurocientíficamente, esto podría
interpretarse como una lucha entre el impulso consciente de Marte (corteza prefrontal)
y las fuerzas emocionales y subconscientes de Plutón (amígdala y sistema límbico). La
persona siente una inmensa pulsión de poder o de control, pero esta pulsión choca con
miedos profundos, traumas o la necesidad de transformar algo en su interior. Es como si el
cerebro estuviera en un constante estado de lucha interna. Esta fricción puede llevar al
auto-sabotaje, la rabia explosiva o a una necesidad compulsiva de control, ya que las vías
neuronales del impulso y la emoción están en conflicto.
La transformación, en este contexto, no es solo un cambio de comportamiento. A nivel
cerebral, implica la neuroplasticidad. La tensión de esta cuadratura puede ser tan intensa
que fuerza al cerebro a reestructurar sus conexiones neuronales. El individuo se ve obligado
a confrontar sus patrones de comportamiento destructivos (la energía no integrada de
Marte) y sus miedos profundos (la sombra de Plutón). Al hacerlo, se crean nuevas vías
neuronales, fortaleciendo la corteza prefrontal para que pueda modular mejor las
respuestas impulsivas de la amígdala. Es un proceso doloroso, pero necesario para la
maduración neurológica y emocional.
Es como si la astrología describiera un mapa de la psique que la neurociencia puede
corroborar a nivel de funcionamiento cerebral. Ambas miradas se complementan para
entender la complejidad humana.
Mientras la astrología ofrece un marco simbólico y arquetipal para entender la experiencia
humana, la neurociencia nos da las herramientas para comprender los mecanismos
biológicos subyacentes. Juntas, ofrecen una visión más completa y profunda de cómo nos
movemos, sentimos y evolucionamos.
¿En qué parte del cerebro se puede ver lo espiritual la trascendencia implícita en Plutón
desde la mirada esotérica?
Desde la neurociencia, la espiritualidad y la trascendencia, que en la astrología arquetipal se
asocian con la energía transformadora y profunda de Plutón, no se ubican en una única
parte del cerebro. Más bien, se manifiestan a través de la actividad y la interacción de
una red de circuitos neuronales.
La neurociencia ha explorado este tema a través de la neuroteología, una rama que estudia
la base neurológica de las experiencias religiosas y místicas.
Con qué elementos del cerebro se relacionan con lo que podríamos llamar la trascendencia
implícita en Plutón:
1. Sustancia Gris Periacueductal (PAG) y el Tronco Encefálico
Primero que nada veamos qué es la materia gris. La sustancia gris, también conocida como
materia gris, es un tejido del sistema nervioso central que se encuentra en el cerebro y la
médula espinal. Su nombre proviene de su apariencia grisácea, que se debe a la alta
concentración de cuerpos celulares de neuronas, dendritas y axones no mielinizados que la
componen. A diferencia de la sustancia blanca, que se encarga de transmitir información, la
principal función de la sustancia gris es el procesamiento de la información.
Funciones de la sustancia gris
La sustancia gris es fundamental para las funciones cerebrales superiores. Algunas de sus
funciones clave incluyen:
Procesamiento sensorial y motor: Analiza la información que llega del cuerpo y
procesa las respuestas motoras.
Integración y análisis: Integra la información para realizar tareas complejas como
el lenguaje, la memoria, la toma de decisiones y el pensamiento.
Emociones y aprendizaje: Participa en la regulación de las emociones y los
procesos de aprendizaje.
Ubicación en el sistema nervioso
La distribución de la sustancia gris varía entre el cerebro y la médula espinal:
En el cerebro: Se encuentra principalmente en la corteza cerebral, la capa exterior
del cerebro que es responsable de las funciones cognitivas más complejas. También
se halla en estructuras internas como el tálamo, el hipotálamo y los ganglios basales.
En la médula espinal: Se ubica en el centro, formando una estructura con forma de
mariposa o de

, y está rodeada por la sustancia blanca. En esta zona, la sustancia
gris se encarga de los reflejos y de transmitir impulsos nerviosos entre el cerebro y
el resto del cuerpo.
La sustancia gris y la sustancia blanca trabajan en conjunto para el correcto funcionamiento
del sistema nervioso.
¿Qué es el PAG? Es una región del tronco del encéfalo que se ha implicado en funciones
como la modulación del dolor, el miedo y las respuestas de lucha o huida.
Conexión con la trascendencia: Estudios recientes han identificado a la PAG como un
punto central en el circuito cerebral de la espiritualidad. Se cree que esta área media las
experiencias de conexión con algo más grande que uno mismo, y está involucrada en la
modulación de estados emocionales intensos. Desde la mirada plutoniana, la PAG podría
ser la base neurológica de la confrontación con lo más primitivo y profundo de nuestra
psique, para luego trascenderlo.
2. Sistema Límbico y Amígdala
¿Qué es? El sistema límbico es una red de estructuras cerebrales que regulan las
emociones, la memoria y la motivación. La amígdala, en particular, es clave para el
procesamiento del miedo, el trauma y las respuestas emocionales intensas.
Conexión con la trascendencia: Las experiencias místicas y de trascendencia a
menudo se describen como emocionalmente abrumadoras. La hiperactividad en el
sistema límbico se ha asociado con estas experiencias. Es como si la energía
plutoniana, al sumergirnos en las profundidades de la sombra y el inconsciente
(representado por estas áreas), activara un proceso de transformación emocional y
psicológica que culmina en una experiencia de unión o trascendencia.
3. Corteza Prefrontal
¿Qué es? La parte más moderna del cerebro, responsable del pensamiento racional,
la planificación, la toma de decisiones y la regulación de las emociones.
Conexión con la trascendencia: Durante las experiencias de meditación profunda
o estados místicos, la actividad en la corteza prefrontal, especialmente la asociada
con el sentido del yo y la orientación espacial, disminuye. Esto podría explicar la
sensación de disolución del ego o la disolución del yo que muchas personas
reportan en experiencias de trascendencia. Es como si el yo racional se apagara
temporalmente para permitir una conexión más directa y profunda con el
inconsciente colectivo o con un estado de conciencia superior, lo que resuena con la
promesa plutoniana de muerte del ego para el renacimiento del alma.
Conclusión
Desde una perspectiva neurocientífica, lo espiritual o trascendental no es un lugar único en
el cerebro. Es el resultado de una red compleja de actividad cerebral, donde la Sustancia
Gris Periacueductal podría ser el centro de la experiencia mística, el sistema límbico el
motor emocional que impulsa la transformación, y la corteza prefrontal la parte que debe
ceder su control para que la trascendencia ocurra.
Es una hermosa analogía de lo que nos enseña la astrología: que para alcanzar la
trascendencia (Plutón), primero debemos sumergirnos en la sombra y disolver los límites
del ego (Marte-Plutón), un proceso que no solo es psicológico, sino que tiene un correlato
en la actividad de nuestro propio cerebro.
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